lunes, 3 de diciembre de 2007

Esta edición de la Barca de papel zarpa con 22 autores de 7 países a
bordo -con cierto predominio del Cono Sur. Las obras de algunos de ellos
ya hemos podido disfrutar en ediciones anteriores, pero a muchos autores
de este número presentamos con orgullo por primera vez a nuestros
lectores.
En una publicación como la Barca de papel, fruto de un amor compartido
por la poesía y la literatura en general y que -para bien o para mal- se
mantiene al margen de debates literarios, limitándose a ofrecer una
plataforma para el intercambio y el conocimiento, siempre habrá textos al
gusto de todos y textos apreciados por una minoría. Así debe ser, ya que el
arte en sí no es un ejercicio democrático. Por muy abrumadora que sea la
mayoría en pro o en contra de cierta expresión artística, esto no garantiza la
calidad ni desecha el valor de la obra en cuestión. Pero el arte también es,
por suerte, un escenario donde se cuestionan las jerarquías académicas. El
camino hacia la creación y la comprensión de la obra no pasa
necesariamente por diplomas y cátedras.
La Barca de papel no quiere ni puede hacerse vocera de una determinada
tendencia literaria ni de una determinada posición frente a la vida.
Probablemente nuestra única tendencia ha sido siempre escoger para
nuestra humilde embarcación aquellos versos y palabras que han logrado
tocar en nosotros una cuerda que ningún otro verso había tocado antes.
Y como aquí tenemos pluralidad estilística también tenemos una gran
variedad de temas e imágenes que esta vez abarca desde el “Orfeo” y su
canto incierto en el poema de Eugenio Montejo y el “reino extraño” en
Rafael Cadenas hasta los “andamios” del amor de Norma Segades, desde la
fragmentación y el desdoblamiento del Yo en “dos mitades” de Noemi
Zeliz Pirillo hasta la magia del amor puesta en duda en “cuento de hada” de
Erika Eyer y la reflexión descarnada sobre la muerte de Fernando
Sánchez Zinny.
En esta época de navidad cuando corremos locamente por las calles de la
ciudad, a menudo buscando regalos para gente que “ya lo tiene todo”, estos
poemas y cuentos de la Barca de papel nos muestran que siempre queda
mucho por descubrir y que -fuera del rumbo de las flotas mercantes- nos
esperan maravillas y sorpresas.
La poesía se regala a todos, la única condición es admitir que no todo está
inventado en este mundo y que no todo tiene una expresión monetaria.
W.R.

1 comentario:

Elisabet Cincotta dijo...

Excelente revista, muy buenos autores. Lleva a una copiosa lectura.
Gracias María por acercarla
besos
Elisabet